jueves, 26 de junio de 2014

Cuando el presente huele a viejo (o de la repetida malversación de la emergencia hídrica)


“porque morir no duele, lo que duele es el olvido”
Subcomandante Marcos.



     Lo que duele es el olvido, es el cinismo, es la injusticia, es la mentira.
     El gobierno de la ciudad de Santa Fe nos miente; nos miente por acción, nos miente por omisión, y poco le interesa lo que ponga en juego con sus mentiras. Otra vez crece el agua, otra vez la farsa. La historia se repite…
     A principios de este mes de junio el Instituto Nacional del Agua (INA) -al igual que hace un año- anunció una gran crecida del río Paraná que en la ciudad de Santa Fe superaría el nivel de evacuación. A las pocas horas de realizado el pronóstico, el gobierno municipal -al igual que hace un año- declaró la emergencia hídrica en la ciudad habilitando la utilización de recursos del Estado para la situación de emergencia mediante “contrataciones directas” (es decir, evadiendo licitaciones). A días de declarada la emergencia, el INA -al igual que hace un año- comenzó a corregir progresivamente su pronóstico prediciendo alturas del río muy inferiores a las presagiadas en principio.
     Cabe entonces preguntarnos ¿qué intereses se esconden detrás de las declaraciones de emergencia hídrica?, ¿cuál es la utilización política que de ella se hace? Permítasenos intuir que la habilitación de la chequera pública libre de intermediarios ha de ser buen motivo. Permítasenos sospechar también, que instalar un discurso de vulnerabilidad ambiental en una zona periférica ubicada en el centro del interés turístico e inmobiliario de la ciudad no ha de ser casual. Lo que traspasa la emergencia es que dichas declaraciones apresuradas comprometen material y emotivamente a centenares de familias que ven amenazada toda una vida de trabajo y esfuerzo para conseguir lo poco –o mucho- que tienen, ¿cuál es el límite de la malversación de los recursos del Estado?
     Con la declaración de emergencia, la Vuelta del Paraguayo nuevamente deja el olvido y se torna visible para la sociedad santafesina, el barrio vuelve al centro en el discurso de los gobernantes que se enorgullecen proclamando su preocupación y ocupación ante la situación que se vive en una de las zonas más bajas de la ciudad. Lamentamos que de todo lo que el gobierno dice, a esta altura ya poco creamos: no es inocente la (pre)ocupación del gobierno cuando el agua sube, ni es inocente tampoco su estrategia aterrorizadora que oculta sus intereses sobre estas tierras.
     Lo que duele es el olvido, dice Marcos… y es que de paliativas coyunturales en los momentos de crisis conocemos ya demasiado; y es que estamos ya cansados de gritar a oídos sordos que queremos vivir dignamente en el territorio donde producimos nuestra vida, nuestra identidad y nuestra historia.
     Los discursos y planteos desde los representantes del gobierno municipal nos resultan un puñado de excusas para encubrir y justificar sus políticas a favor de un modelo de ciudad que nos excluye. Detrás del olvido se esconde la desidia, que pretende corrernos de un lugar en el que molestamos al desarrollo del capital, intentado convencernos de que allí no se puede vivir.
     Pero el gobierno municipal no está ausente. Por acción u omisión el gobierno actúa constantemente en pos de la construcción de una ciudad en la que los pocos que tienen mucho vivan bien y acrecienten sus fortunas, y los muchos que tienen poco vivan como puedan y en lugares invisibilizados donde no molesten.
     El gobierno municipal decide un modelo de ciudad donde haya lugar para la Ciudad Puerto, la Peatonal Norte, las cocheras del Parque Alberdi, los boliches de la costa, los edificios estrafalarios, el olor a podrido, las cloacas rebalsadas, los barrios relocalizados y los marginales escondidos. 
     Nos enfrentamos ante un enemigo grande que pretende construir grandes muros que nos separen de su ciudad privilegiada. Grande será, entonces, la dimensión de la lucha, para destruir los muros que las miserias de la urbanización pretenden construir en los territorios en resistencia; alto se agitarán nuestros puños hasta que los olvidados de los poderosos construyamos el mundo que soñamos. El gobierno municipal decide cada día por el orden del capital a costa de la vida y nosotros decidimos que la vida digna vale más que cualquier derecho a la propiedad. Hasta entonces, seguiremos luchando.
Proyecto ReVuelta.
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