martes, 5 de agosto de 2014

Las verdades soterradas detrás del discurso oficial sobre “las zonas de riesgo”



Comunicado de prensa

Ciudad de Santa Fe, 4 de agosto de 2014.

Las verdades soterradas detrás del discurso oficial sobre “las zonas de riesgo”.

La pregunta no es entonces por qué no queremos abandonar nuestro barrio, sino por qué el Gobierno insiste en desalojar a las personas que habitamos este territorio (…).
La discusión termina centrada en lo que parece ser un capricho de no querer trasladarnos a una zona no inundable. Tal capricho no existe. No es un capricho que no queramos alejarnos de nuestra fuente de trabajo, no es un capricho que no queramos irnos del barrio en el que viven nuestras familias hace más de 70 años, no es un capricho que no queramos irnos del lugar donde trabajamos la tierra, no es un capricho que queramos quedarnos en donde construimos nuestra cultura y nuestra forma de vida, no es un capricho que luchemos por nuestra identidad y nuestra historia.
Fragmento del primer “Basta Ya”, Proyecto ReVuelta – acto 29 de abril, 2011.

Ante los imponentes titulares que anuncian La Vuelta del Paraguayo: buscan reubicar a quienes viven en zonas inundables”, y las desafortunadas declaraciones realizadas por el intendente de la ciudad de Santa Fe que dice que “hay que asumir que nuestro trabajo como ciudad es ir reduciendo la gente que vive en zonas vulnerables” (El Litoral. 17-07-2014), nos volvemos a preguntar ¿por qué el gobierno insiste en desalojar a las personas que habitamos determinados territorios y qué es lo que se esconde detrás del discurso que los etiqueta como “zonas de riesgo”?
Estas declaraciones implantan en el sentido común santafesino la idea de que la única alternativa posible es el traslado de las familias y traspasa las responsabilidades del gobierno a las familias que resisten y defienden el lugar donde desde hace casi un siglo producen sus vidas.
En este contexto, la inundación se convierte en oportunidad, en un instrumento que el gobierno, representando los intereses del capital especulativo, sabe aprovechar.
La inundación se viste de “emergencia”, alarmando a los vecinos que viven en zonas bajas, recordando que “están en riesgo”. La inundación se viste de desidia puesto que desde hace años el gobierno no se hace presente sino cuando el agua crece y es necesario paliar la coyuntura. Y que desde declarada la “emergencia”, el gobierno municipal no realizó las obras mínimas necesarias (como refuerzo de defensas y alteo de caminos) para paliar la crecida sino que empezó a actuar cuando la inundación fue inminente.
También la inundación se viste de violencia. Violencia simbólica, al no permitir la autodeterminación y autogestión de quienes la padecen, bajo la implementación de “planes de contingencia”, “protocolos” que imponen “órdenes de arriba”, donde la voz y voluntad de los afectados no sólo no se tiene en cuenta sino que es reprimida. Violencia explícita, con la implantación de un régimen de control sobre la zona de evacuación que los hacina, encierra, excluye, haciéndolos sujetos de una humillación y una violencia institucional no sólo injustificada – ¿lo es alguna vez? – sino también reprobable desde donde se la mire, haciendo parecer que el hecho de ser “inundado”, “evacuado” habilita la vulneración de todos los derechos de las personas.
Desde Proyecto ReVuelta, creemos necesario alzar nuestras voces una vez más y recordar que la crecida de las aguas es un fenómeno natural, pero la inundación la produce el hombre. La situación a la que la Vuelta del Paraguayo, y otros barrios de la zona costera, son sometidos cada vez que el río sube es una decisión política. Y es decisión política que ciertos territorios se sigan inundando o dejen de hacerlo. Por tanto, la situación de “riesgo” en la que nos encontramos es producto de la decisión de sucesivos gobiernos que eligen no accionar para cambiarla. Y la relocalización es una alternativa que no contempla los deseos y necesidades de quienes los habitamos, sino los grandes intereses inmobiliarios de determinados grupos empresariales y de un gobierno cómplice y funcional a los mismos.
Estamos convencidos de que es posible convivir con el agua y hace ya varios años venimos trabajando en proyectos que lo demuestran.
Creemos necesario hacer escuchar las voces de aquellos que no conciben a la relocalización como una alternativa, como solución definitiva. Sabemos que pueden realizarse obras que nos permitan seguir desarrollando nuestras vidas en el territorio que elegimos. Y  lucharemos por ello, moleste a quien moleste.

Basta Ya de Inundarnos. Basta Ya de Desalojos.
Obras para la convivencia con el río.
¡La Vuelta Resiste!

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