martes, 15 de julio de 2014


Ensayo general para la farsa actual
El “Plan de Contingencia ante Emergencias Hídricas” de la ciudad es una farsa. 
Como dato introductorio, cabe mencionar que nuestro barrio, la Vuelta del Paraguayo, uno de los barrios más bajos de la ciudad, no está incluido en el mismo. Y a su vez, cuando el río llega efectivamente a lo que figura como punto de activación del “Protocolo Uno”, en la Vuelta del Paraguayo la mitad de las familias que lo habitan ya tienen el agua por las rodillas.
Pero eso no es todo. En estos días, hemos corroborado en carne propia que los planes extensos escritos con palabras lindas de poco sirven si no se aplican cuando el agua sube. Y es allí cuando se convierten en pura farsa.
Desde la declaración de la emergencia hídrica, la intervención municipal ha sido –siendo generosos- precaria.
Ni bien declarada la emergencia se comenzó un alteo del camino principal del barrio, consistente en la descarga de material, compuesto por una mezcla de tierra, escombros y basura sobre algunos sectores del camino sin ningún tipo de inspección por personal idóneo; un alteo de las defensas con tierra suelta que el agua se iba llevando a medida que crecía su nivel; y la construcción de algunos módulos del otro lado del riacho, los mismos del año pasado, los mismos cubículos de madera terciada de 2x3 que dan en llamar “módulos habitacionales”, que de habitables tienen poco. A pesar de los pronósticos que volvían a crecer, a pesar del reclamo de los vecinos por bolsas de arena para la defensa y sus casas, hasta el viernes 11 de julio, eso fue todo.
El viernes 11 de julio ya se observaba que el agua venía con velocidad desde hace unos días. Recién en ese momento se vio una presencia del municipio. Una presencia consistente en decenas de trabajadores que por horas no podían hacer más que tomar mate, porque no llegaban materiales ni máquinas; un bombeo en las zonas críticas en horario de trabajo municipal (de 8 a 16 hs); un alteo del camino en la zona frente a la plaza. “Ya no podemos hacer más nada”, comentó un empleado municipal a un vecino que se había cansado de insistir por teléfono al municipio desde hace semanas para que fueran a levantar la defensa. El empleado tenía razón, en ese momento, con el agua llegando a los 5,15 metros de altura ya no se podía hacer más nada.
Los reclamos de obras para la Vuelta del Paraguayo ya han cruzado generaciones. Desde la última inundación hasta hoy ha pasado ya casi un año. Desde la declaración de la emergencia hídrica hasta hoy ha pasado ya más de un mes. El gobierno municipal decidió no hacer obras preventivas hasta el día en que “ya no se podía hacer más nada”.
Durante el fin de semana la defensa colapsó y la situación empeoró drásticamente. Hoy, lunes 14 de julio, para las 11 de la mañana cuando arribaron los encargados de la emergencia a la zona de los módulos municipales, quince familias se anotaban para acceder a un módulo porque tenían el agua en las puertas –o ya dentro- de sus hogares. Los módulos no estaban.
-“Ustedes esperaron hasta último momento”, acusaba el funcionario público. Sí, claro que resistieron cuanto pudieron en sus hogares antes de dejar todo e irse, y de irse encima a unas cajas de madera húmedas, frías, nefastas.
-“Dennos los materiales y nosotros nos hacemos los ranchos”, proponía un vecino. -“Si te viene a sacar gendarmería, yo no me hago cargo”, “Eso está fuera de protocolo”, contestaba el mismo funcionario.
La situación a la fecha es la farsa actual que toca vivir a los habitantes de la Vuelta del Paraguayo. La improvisación con que se ha manejado el gobierno municipal en estos días deja en claro que a las palabras lindas se las lleva el viento… o el agua en este caso. Los planes bien redactados escritos por los mejores asesores técnicos y premiados internacionalmente, de poco –o nada- sirven si cuando llega el agua no solucionan la situación de aquellas familias que ven amenazadas sus pertenencias y su integridad.
La soberbia y los intereses propios de los poderosos son el árbol que no les deja ver que ellos habrán leído muchos libros y estudiado mucho; pero la gente vive y de todo lo que vive aprende mucho más. Hoy las casas tienen agua y estas familias tal vez deban dormir a la intemperie esperando un lugar de evacuación, en una noche de julio donde es probable que llueva.
Si los poderosos pudieran ver el bosque, tal vez no deberíamos lidiar con estas situaciones cada vez que el río crece.

#BASTAYA! #LaVueltaResiste!





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